Carecer de fondos, no entender el mercado, no tener una estrategia comercial sólida o una insuficiente profesionalización empresarial son algunos de los principales motivos por los que fracasan las startups en general, y las fintechs en particular.

A continuación, en este post vamos a enumerar 6 factores que pueden marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de una fintech.

 

Optimismo

El optimismo es un estado emocional imprescindible en el inicio de un proyecto empresarial, ya que se deben superar numerosas barreras y obstáculos administrativos, legales y financieros, entre otros. En un entorno de máxima incertidumbre, el emprendedor debe ser capaz de motivar a sus colaboradores y de convencer a los inversores de forma continua.

Pero el exceso de optimismo es también tremendamente peligroso. El error más común es el relacionado con los tiempos estimados para el desarrollo tecnológico y para la aceptación del mismo por parte de los usuarios en un entorno con exceso de oferta en cualquier sector.

Inundados por el optimismo, se suele sobrevalorar inicialmente la inteligencia de nuestros equipos tecnológicos con respecto a la competencia y de los usuarios al entender las bondades de nuestros productos o servicios. Con el tiempo se aprende que el éxito no sólo depende de la inteligencia, sino que hay más factores a tener en cuenta.

La recomendación es encontrar un equilibrio entre optimismo y realismo, siendo en todo momento consciente de las ventajas de cada parámetro: motivación y determinación, frente a prudencia y perseverancia.

 

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Monetización

«El cash flow es más importante que nuestra madre«, dijo el profesor Kenneth Morse en un seminario en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Y añadió: «No hay nada, absolutamente nada más importante que influya en el éxito o fracaso de una empresa que el manejo eficaz del mismo».

Desde el primer momento se debe tener claro si el modelo de negocio está enfocado a monetizar a corto plazo, es decir, creando un producto o prestando un servicio por el que un usuario esté dispuesto a pagar, o bien un modelo de negocio a largo plazo en el que el principal valor sea la fidelización de una amplia base de datos de usuarios.

Esta decisión es importante porque los gastos no esperan y hay que pagarlos. Si se obtienen ingresos a corto plazo, el crecimiento se puede autofinanciar, pero si el modelo consiste en generar valor, se debe contar con una sólida solvencia y contemplar la posibilidad de realizar rondas de ampliación de capital dando entradas a nuevos socios.

Una filosofía low cost y un modelo de negocio que incluya tanto la monetización a corto plazo como la continua creación de valor deberían ser los principios básicos de cualquier fintech.

 

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Capacidad de adaptación

Frente a un modelo de negocio de la banca tradicional donde la localización geográfica y la comunicación presencial con los clientes es un factor importante clave para la comercialización de sus productos y servicios, las fintech tienen la globalización en su ADN.

Pos este motivo, las startup de fintech suelen caer en el error de pensar que sus soluciones tecnológicas serán aceptadas o entendidas por los usuarios a nivel global. Especialmente cuando se tiene éxito en el país de origen (el cliente que mejor se conoce), la ambición de ampliar lo más rápido posible en otros países es enorme. Pero la cultura y las costumbres sociales no son homogéneas en todo el planeta.

Identificar correctamente los comportamientos inherentes al ser humano (componente homogéneo) y añadir un cierto grado de flexibilidad que permita a sus productos y/o servicios adaptarse a diferentes entornos culturales a un coste razonable puede ser un factor clave de éxito para una fintech que afronta un proceso de expansión internacional.

 

Foco en el cliente

Aunque en el inicio se identifica claramente una necesidad en el mercado, con el paso del tiempo la pretensión de alcanzar la excelencia tecnológica suele provocar la pérdida de foco en el cliente en las fintech.

Mantener un modelo de low cost basado en el desarrollo de un producto mínimo viable, el establecimiento de una comunicación intensa y fluida con los clientes para recibir su feedback de forma veraz y la obsesión por evolucionar constantemente el producto o servicio también deben forma parte de la filosofía de una fintech.

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Pivotar, hibridar

«Ser ágil o ser reemplazado» es una máxima con la que nacen las startup, pero que en pocos años será aplicable a cualquier empresa.

La capacidad de pivotar, cambiando de estrategia con rapidez para asimilar innovaciones tecnológicas, y de hibridar con otras disciplinas, permitirá a una fintech reinventarse continuamente y le dará una oportunidad frente a las grandes multinacionales.

Cambio e hibridación

 

Aprender del pasado sin perder la confianza

Todas las startup asumen los fracasos como etapas imprescindibles para alcanzar el éxito.

Sin prescindir de esta filosofía que forma parte de la esencia del emprendimiento, las fintech deben ser conscientes que su negocio se basa en la confianza de los usuarios y que ésta es extremadamente sensible.

Los excesos de confianza por parte de las fintech y su falta de experiencia en un negocio fiduciario pueden generar dudas acerca a los clientes y afectar rápidamente a su viabilidad.

Fuente: Lessons Learned: Five Fintech Startups from the Kickstart Accelerator