The Financial Times ha analizado en uno de sus artículos las turbulencias y el declive que parece estar experimentando el sector bancario y a dónde podrían conducir. En este artículo hemos querido recoger algunas de sus conclusiones.

 

El hundimiento de la banca

 

El pico de la crisis ha quedado atrás, pero la reciente racha de noticias desastrosas sobre la banca ha hecho revivir los malos recuerdos: alertas de beneficios, despidos masivos, hundimientos en el precio de las acciones, ampliaciones de capital como medida de protección…

La economía mundial todavía está sufriendo las consecuencias de esa crisis y los bancos, anteriormente considerados grandes impulsores del crecimiento, deben hacer frente ahora a numerosas presiones procedentes de múltiples frentes, especialmente la regulación, cada vez más proteccionista y la fuerte competencia, debido a la aparición de las denominadas fintech o nuevas empresas de carácter tecnológico que han empezado a ofrecer muchos de los servicios financieros que tradicionalmente realizaba sólo la banca.

Estos motivos, sumados a la inestabilidad de los mercados, han hecho que la rentabilidad de los bancos se haya reducido considerablemente en los últimos años; prácticamente a menos de la mitad de los porcentajes que manejaban antes de la crisis. Incluso las cifras de JPMorgan Case, considerado el banco más rentable de Wall Street en este momento, son irrisorias con respecto a las anteriores a la crisis, con un retorno sobre el capital de tan sólo el 12%.

Hay tres opiniones diferentes sobre el origen de lo que está sucediendo:

  1. Algunos expertos creen que es solo un problema pasajero, debido a un exceso de regulación tras la crisis. Esto sería especialmente patente en Europa, en donde algunas de las decisiones políticas tomadas tras la crisis financiera parecen estar frenando los bancos de inversión de la eurozona. En este sentido, recientemente algunos de los políticos y reguladores han mostrado cierta disposición a relajar algunas de las reglas de la nueva normativa.
  2. Otros creen que no es más que la vuelta a la normalidad, tras la excepcional subida anterior a la crisis. Según el sector defensor de esta teoría, la anomalía estaba precisamente en el excepcional auge observado antes de la crisis y no en la caída actual, que ven en realidad como algo positivo y saludable para los mercados, dado que para ellos supone la vuelta a la normalidad.
  3. Por último, un tercer grupo opina que estamos siendo testigos de una muerte lenta pero progresiva de la banca. Esta teoría, la defienden, principalmente, aquellos que están desafiando los métodos tradicionales de los bancos. Diversas compañías están atacando a los bancos en múltiples frentes. Por ejemplo, en cuanto al crédito, las plataformas en línea de préstamos P2P como Lending Club, que ponen en contacto directamente a los prestatarios con los prestamistas se están volviendo cada vez más populares; en los pagos, Paypal ya es la compañía dominante; y en los pagos por móvil, la banca deberá hacer frente a los sistemas desarrollados por gigantes tecnológicos como Apple, Google o Samsung.

El volumen de préstamos de estas plataformas P2P se está duplicando cada año y gran parte de ese negocio procede de los bancos y compañías de tarjetas de crédito. Si estas plataformas de préstamos al consumidor continúan creciendo al mismo ritmo, podrían hacerse con alrededor de un 20-30% de la cuota de mercado en apenas 5 años.

Una de las principales ventajas de estas nuevas empresas tecnológicas es que, en general, no tienen que hacer frente a los enormes costes operativos que generan las antiguas infraestructuras faraónicas de la banca.

Tampoco tienen la mala fama de la banca, que con sus abusos en la época de bonanza y la posterior crisis se ha ganado la desconfianza de gran parte de los consumidores.

Antes de la crisis, en los edificios de la banca había plantas enteras especializadas en la compraventa de productos financieros, que ahora están funcionando muy por debajo de su capacidad. Muchos de los agentes que trabajaban en ellas han sido despedidos, en parte por la caída en la demanda pero, especialmente, por la creciente aversión que hay hacia ellos, dado que se les culpa de la crisis.

Esta aversión se ha puesto de manifiesto también en la dirección de los grandes bancos. Antes de la crisis, los principales bancos estadounidenses estaban dirigidos en su mayoría por estos perfiles de banqueros. Ahora, la mayoría de sus CEOs han sido reemplazados por banqueros con un perfil más comercial y de atención al por menor. Y algunos, como Credit Suisse, incluso han optado por nombrar un CEO procedente de un campo completamente externo al de la banca.

Por otra parte, en las categorías inferiores, a la banca le está costando incorporar personal cualificado. La proporción de graduados de MBA que elegían el mundo de la banca como principal opción laboral antes de la crisis, se ha reducido ahora a la mitad, en favor de otros sectores como la tecnología o la consultoría. En definitiva, los mejores ya no quieren ser banqueros.

Esa escasez de talento, ligada a la falta de innovación está poniendo en peligro el sector.

Según PwC, el empleado promedio de un banco de inversión ganó poco menos de 285.000 € el año pasado. En realidad, esa cantidad sigue siendo cuatro veces superior a la que reciben los empleados de otros sectores, sin embargo, supone una caída considerable con respecto a los salarios anteriores a 2010, mientras que en otros sectores la cifra se ha mantenido más estable.

Muchas de las tendencias de la banca se pueden generalizar a nivel mundial, pero no hay duda de que este declive está siendo especialmente importante en Europa.

Según los datos de 164 países reunidos por SNL Financial y analizados por Financial Times, a nivel global, los activos bancarios totales han seguido aumentando, pero mientras que en algunos países como China y EE.UU. el sector bancario ha seguido ampliando su tamaño, tanto en términos absolutos como en relación con el PIB, en Europa prácticamente todos los bancos han experimentado importantes reducciones en sus activos.

Por otra parte, según los datos del banco central europeo, el volumen de prestamos a empresas en Europa ha caído de forma progresiva en los últimos tres años.

Esta caída de la banca europea es lo que ha hecho disminuir el tamaño del sistema bancario a nivel mundial en relación al PIB.

En este sentido, hasta que otras alternativas a los bancos tomen el relevo, el crecimiento económico, sobre todo en Europa, será inviable.

Fuente: ft.com

 

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