La Asociación Española de FinTech e InsurTech (AEFI) ha presentado a principios de febrero el Libro Blanco de la Regulación FinTech en España.

Esta iniciativa pretende impulsar un marco de ideas y propuestas de cambios normativos que favorezcan la actividad empresarial de operadores FinTech en el sector financiero en España.

En este post celebramos la iniciativa y respondemos a algunas preguntas interesantes.

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¿Cuáles son los principales problemas por solucionar?

La estabilidad financiera es un bien público que el regulador tiene la misión de proteger.

Identificamos dos problemas:

1.- La prestación de servicios financieros por parte de empresas fintech que no cuentan con la licencia administrativa necesaria que garantice los derechos de los consumidores.

2.- La exigente normativa de acceso a la actividad financiera implica enormes barreras de entrada para las empresas fintech que aún no han conseguido ingresos recurrentes suficientes para establecer la organización que exige la regulación.

¿Quién es la AEFI?

Una asociación que reúne a todas las empresas fintech españolas, es decir, aquellas que realizan tanto servicios financieros regulados (medios de pago, préstamos, seguros, asesoramiento financiero…) como otras que son proveedoras tecnológicas de entidades tradicionales u otras fintech.

¿Qué es un Libro Blanco?

La auto-regulación es frecuente en el sector financiero y viene motivada porque la innovación tiene lugar mucho más rápido que la adaptación de la regulación.

Un Libro Blanco es una iniciativa del propio sector para tratar de corregir ese gap temporal, proponiendo cambios normativos que redunden en beneficio de todos los agentes participantes: industria, consumidor y supervisor.

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¿Cuáles son las propuestas de la industria fintech?

Principalmente dos:

1.- La concesión de una licencia provisional y temporal a determinadas fintech para que, bajo el control del supervisor y con una actividad limitada, puedan probar sus servicios en el mercado antes de incurrir en los enormes costes de organización y capital.

Esta medida se conoce como sandbox y ya ha sido implementada con éxito en el Reino Unido, Singapur y Suiza.

2.- El asesoramiento directo del supervisor para que las fintech puedan consolidarse en el mercado y estén dentro de la legalidad.

¿Cuál son los principales «obstáculos» a salvar?

También dos:

1.- La industria financiera tradicional considera una alteración de la competencia que existan entidades con requisitos normativos más flexibles.

2.- A un supervisor no le «entusiasma» intervenir en la libre competencia (propuesta de asesoramiento).

La empresa financiera gestiona y el supervisor supervisa.

¿Se echa algo en falta en el Libro Blanco?

Tan solo un poco de empatía con el objetivo último de la estabilidad financiera.

En el Libro Blanco se justifica con numerosas razones cómo la regulación no debe ser un obstáculo para la innovación y cómo la tecnología es capaz de proporcionar mejores servicios y a menor precio.

Y también es cierto que las fintech no tuvieron nada que ver con el pasado reciente de la industria financiera (activos tóxicos, conflictos de intereses, rescates…); un pasado en el que no funcionó la disciplina de mercado, toda la industria aplicó estrategias similares y se defendió de forma corporativista.

Ayudaría a tener un mejor sistema financiero que las propias entidades ejercieran una vigilancia de la conducta de las demás y ayudasen a evitar que se realizasen actividades financieras sin autorización.

Puede parecer una situación ideal, pero no debería serlo si se consideran los efectos negativos que las malas conductas producen sobre las entidades solventes y transparentes.

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Conclusión

Equilibrar los beneficios de una mayor competencia con la oferta de los servicios de las fintech, defender los derechos de los consumidores y lograr un nivel de supervisión satisfactorio que evite los efectos negativos que generaría una crisis sistémica son las piezas de este puzzle.

Hay margen de actuación que nos beneficiaría a todos.

 

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Fuente: Libro Blanco de la AEFI

 

 

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