La banca sigue cerrando sucursales. Además de las que desaparecieron como consecuencia de la grave crisis económica, a lo largo del último año se ha observado una tendencia generalizada de cierres en todo el sector.

En vista de los últimos anuncios de diversas entidades, parece que la tendencia continuará a lo largo de 2017.

Entre los principales motivos: la reciente incursión en el sector financiero de las startups fintech y de algunos gigantes tecnológicos, que amenazan con arrebatarles una parte importante de su negocio, además de la adaptación a la nueva «Era digital».

 

La banca sigue cerrando sucursales en todo el mundo

 

El cierre de sucursales, una tendencia general en el sector bancario en todo el mundo

En 2015, Société Général anunciaba que cerraría el 20% de sus sucursales en Francia antes de 2020.

En mayo de 2016, Deustche bank anunciaba que cerraría 200 sucursales antes de finales de 2017 para reducir costes y reinvertir el dinero ahorrado como consecuencia de dicha medida, en mejorar sus canales digitales.

En EE.UU., en los últimos tres años, Bank of America ha cerrado más de 400 sucursales y, aunque en menor número, Citigroup y JP Morgan han seguido estrategias similares.

En cuanto a España, en abril de 2016, el Banco Santander anunciaba el cierre de 450 sucursales; y no fue el único. Otros como Sabadell, BBVA, Banco Popular, Caixabank, etc.; tomaron medidas similares.

En total, se cerraron, solo en 2016, más de 2.000 sucursales en todo el país (al cierre de 2015, había 30.921 sucursales, mientras que la cifra un año después se había reducido hasta 28.643, según datos oficiales del Banco de España).

Y la tendencia no parece remitir, dado que diversas entidades han anunciado nuevos cierres para los próximos años. Algunos ejemplos:

  • En EE.UU., Well Fargo anunció en enero de este año que cerrará más de 400 sucursales antes de finales de 2018.
  • En Francia, BPCE SA, la compañía matriz de Banque Populaire SA y la Caisse d’Epargne, ha anunciado que reducirá un 5% su red de sucursales antes de 2020.
  • En Italia, Banca Monte dei Paschi di Siena (BMPS) anunciaba en octubre de 2016 que cerraría 500 sucursales hasta 2019.
  • En España, han anunciado el cierre de sucursales a lo largo de 2017 Banco Sabadell (250 sucursales), BBVA (130) e Ibercaja (160).
  • En el Reino Unido el número es aún mayor: Más de 500 entidades en todo el territorio. En 2017 cerrarán sucursales: Royal Bank of Scotia (158), HSBC (117 sucursales), Lloyds Banking Group (95), Clydesdale y Yorkshire Bank (79), TBS (38) y Yorkshire, Norwich y Peterbough Building Society (48).

Muchos de estos bancos internacionales están cerrando también sucursales en latinoamérica, especialmente en la zona del Caribe, una situación que está dificultando seriamente a las operaciones de corresponsalía.

Consecuencias de la revolución fintech

La llegada de las denominadas «fintech» o empresas de tecnologías financieras sin duda ha tenido mucho que ver. Así como la aparición de bancos puramente digitales como Atom Bank.

 

fintech-tendencias-ecosistema

 

Las nuevas soluciones desarrolladas por estas fintech y bancos digitales han supuesto una revolución en todos los sentidos, al permitirnos llevar a cabo todo tipo de transacciones bancarias:

  • Sin tener que acudir expresamente a la sucursal de una entidad bancaria.
  • Sin necesidad de contratar un producto de la mano de la banca tradicional.
  • De manera mucho más cómoda, fácil e intuitiva.
  • Y mucho más barato.

Ya podemos abrir una cuenta, realizar pagos, invertir en diferentes activos, etc.; todo ello a distancia, ya sea través de Internet, con un teléfono móvil o un dispositivo vestible (wearable).

Las fintech se multiplican y cada día que pasa la banca tradicional debe hacer frente a una competencia mucho más dura, que está haciendo tambalear el oligopolio al que están acostumbrados.

Debido a esto, el sector bancario tradicional está observando cómo su modelo de negocio entra en crisis y se está viendo obligado a reestructurarse por completo para adaptarse a los nuevos tiempos.

 

El cierre de sucursales posible arma de doble filo

A nivel empresarial, las fintech son mucho más agiles, tienen estructuras más flexibles y menos cargas, lo que les permite ir adaptando sus estrategias sobre la marcha fácilmente y desarrollar sus productos con mucha rapidez.

Para sobrevivir a estos cambios, los bancos han recurrido a diferentes estrategias. Algunos tratan de competir directamente con las fintech, mientras otros, como el Citigroup, han decidido unirse con algunas de ellas para aprovechar sus productos.

En lo que sí coinciden la inmensa mayoría es en el cierre de sucursales para aligerar sus pesadas estructuras y reducir gastos.

No obstante, si no lo plantean de la manera adecuada, esta medida podría convertirse un arma de doble filo, dado que una de las pocas ventajas de la banca sobre las fintech es precisamente la relación de años de trato de directo con los clientes a través de esas sucursales.

 

Cientes satisfechos en sucursal bancaria

 

Cabe señalar que debido a estos cierres, hay clientes, especialmente en los pueblos, que deben desplazarse a otro pueblo o ciudad para poder visitar una sucursal o utilizar un cajero automático.

Por otra parte, en zonas más pobladas, en las que una misma entidad disponía de varias sucursales y ha optado por cerrarlas dejando solo una, se están viendo largas colas con tiempos de espera de más de media hora para ser atendidos en caja.

Esto está generando malestar en los consumidores y desprestigio en la marca.

En este sentido, no está del todo claro si realmente los bancos están cerrando sus sucursales porque el flujo de clientes en ellas ha bajado como consecuencia de que estos realizan cada vez más transacciones vía digital, o bien los clientes se están viendo obligados a recurrir a opciones digitales como consecuencia de estos cierres.

De hecho, algunos expertos y asociaciones de consumidores denuncian que muchos bancos están utilizando esta revolución tecnológica como excusa para cerrar sucursales indiscriminadamente, como medio rápido para reducir sus gastos.

Sin duda, gran parte de los clientes han recibido de forma positiva esta posibilidad de transición por su comodidad y precio, especialmente los más jóvenes, que están habituados a las nuevas tecnologías.

Sin embargo, esta transición, en algunos casos, prácticamente forzosa, perjudicará considerablemente a otros grupos de consumidores más vulnerables, como los ancianos, por ejemplo.

En cualquier caso, una vez eliminado el trato directo de la ecuación…

¿Por qué elegir un producto de un banco tradicional frente al de una fintech o una empresa tecnológica reconocida como Apple o Google cuando, en general, estos últimos suelen ser más intuitivos y fáciles de usar, más rápidos y con menos comisiones?

Fuentes:

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